Símbolos stronistas en la bandera: “Algunos aún extrañan esa época”, afirma Franco.
La Cámara de Diputados de Paraguay se prepara para debatir un controversial proyecto de ley que busca reinstaurar los escudos patrios utilizados durante el régimen de Alfredo Stroessner. La propuesta ha generado un intenso debate entre legisladores y ciudadanos.
El objetivo de la reforma es modificar la bandera nacional introduciendo los escudos establecidos en 1970, época caracterizada por la dictadura stronista. Dichos escudos incluyen una orla roja con la inscripción «República del Paraguay» en color amarillo, un símbolo que muchos consideran un recordatorio de un pasado autoritario. Durante la sesión, el diputado Freddy Franco se opuso firmemente a la iniciativa, afirmando que “no corresponde de ninguna manera” la reintroducción de tales símbolos patrios.
Franco, quien pertenece al partido liberal, no solo cuestionó la legalidad de volver a un diseño gráfico asociado con una dictadura, sino que también insinuó que algunos de sus colegas podrían estar idealizando un periodo de la historia que trajo consigo represión y violaciones a los derechos humanos. “Algunos todavía extrañan esa época”, comentó, planteando la posibilidad de que el proyecto no solo sea un intento de modificación estética, sino también un resurgimiento de ideologías del pasado.
El debate ha resurgido en un contexto en el que la memoria histórica sobre la dictadura de Stroessner sigue generando divisiones en la sociedad paraguaya. El gobierno y diversos organismos de derechos humanos han tratado de preservar el recuerdo de las atrocidades cometidas durante aquel periodo, mientras que hay sectores que buscan reformar símbolos nacionales para reflejar una identidad más inclusiva y democrática. En noviembre de 2013, bajo la presidencia de Federico Franco—padre de Freddy Franco—se decretaron los escudos actuales, reconocidos y validados por la Academia Paraguaya de la Historia.
La discusión sobre los escudos patrios no es solo un tema de diseño, sino que también toca fibras sensibles sobre el nacionalismo y la identidad en Paraguay. En un país donde las heridas de la dictadura aún están frescas en la memoria colectiva, cualquier intento de retornar a símbolos que evocan esos años de sufrimiento provoca una fuerte reacción. Los detractores del proyecto han alzado la voz, argumentando que modificar la bandera significa, de alguna manera, una falta de respeto a las víctimas de la dictadura.
El respaldo a la propuesta proviene de un grupo de diputados afines a las ideologías más conservadoras, quienes ven en la reintroducción de los escudos una forma de reivindicar un patriotismo arraigado en la historia nacional. Estos legisladores sostienen que el cambio puede contribuir a una identidad nacional más coherente y unificada, aunque muchos críticos afirman que se trata de un retroceso en lugar de un avance.
La posibilidad de que la propuesta sea aprobada llevó a varias organizaciones sociales a manifestarse en las inmediaciones del Congreso, exigiendo que se respete la ley y las decisiones tomadas previamente sobre los símbolos nacionales. Las protestas, lideradas por jóvenes activistas y grupos de derechos humanos, han resaltado la importancia de mantener vivos los recuerdos de las luchas democráticas y evitar caer en la tentación de revivir el pasado autoritario.
El clima de debate en la Cámara de Diputados se prevé tenso. La discusión no solo abarcará aspectos técnicos y estéticos, sino que también tocará temas profundamente emocionales, implicando reconociendo el legado de la dictadura en la identidad nacional actual. Con legisladores divididos entre quienes ven una oportunidad de corregir un “error histórico” y quienes defienden la vigencia de los escudos actuales como representación de una Paraguay más democrática, el desenlace de la votación representa un reflejo de la sociedad misma.
En un momento en que Paraguay enfrenta desafíos políticos y sociales, la decisión sobre el futuro de sus símbolos nacionales podría ser un punto de inflexión en la construcción de una nación que busca reconciliarse con su pasado. Mientras tanto, el país mantendrá la mirada atenta a la Cámara de Diputados, esperando que la discusión resulte en un consenso que honre la memoria histórica y respete el camino hacia una democracia plena y participativa.