Recuperación de salinas en Murcia: 1.500 toneladas de sal.

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La ANSE Revitaliza las Salinas de Marchamalo en España Tras 30 Años de Abandono

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) ha demostrado que la recuperación de ecosistemas puede ser factible, al realizar en septiembre su primera cosecha de sal en las abandonadas salinas de Marchamalo, Murcia. Se recolectaron 1.500 toneladas de sal a partir de una pequeña superficie de gestión de ocho hectáreas, en un esfuerzo que busca revivir un ecosistema devastado por el abandono.

Pedro García, director de ANSE, destacó la importancia de esta iniciativa. "Con una pequeña inversión, en apenas un año y medio, nosotros desde una asociación ecologista hemos conseguido recuperar un bien natural, que además es compatible con una actividad económica tradicional", señaló García, subrayando que esta experiencia se puede replicar en varias salinas de la región. Su objetivo es restaurar toda la red de estanques y canales que anteriormente sustentaban un ecosistema diverso.

El punto de inflexión en este esfuerzo se produjo en 2012, cuando las charcas de la zona se secaron completamente, afectando a la flora y fauna locales. Desde entonces, ANSE ha liderado protestas que llevaron a la autonomía regional a asumir bombardeos de agua para evitar que la deshidratación de estos humedales se repitiera. En 2019, la denuncia de ANSE logró que se les concediera la gestión de las salinas, tras una exitosa campaña de recaudación de 80.000 euros.

La ANSE, junto a WWF y el Instituto Español de Oceanografía, recibió un impulso en 2022. Accedieron a fondos europeos por 1,7 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, lo que permitió iniciar un proyecto integral de recuperación de ecosistemas. Este programa incluyó acciones como el dragado de lodos, la construcción de canales y la restauración de muros de piedra, todo ello asociado a una mejora en la biodiversidad del área.

Con el objetivo de mejorar el entorno y fomentar el empleo en la región, dos personas han sido contratadas para trabajos permanentes en la salina. Julio Calderón, un hombre que ha vivido cerca del área desde su infancia y Mar Celdrán, con experiencia familiar en la salinera, están encargados de tareas esenciales. "El trabajo siente como un regreso a su origen, y estamos decididos a que este lugar recupere su antigua grandeza”, expresó Celdrán.

La técnica de recolección se ha modernizado, incorporando maquinaria y personal especializado para facilitar la extracción de sal. Calderón ha trabajado arduamente para aprender las técnicas necesarias, basándose en lo que le enseñaron en la única mina de sal activa de la región, en San Pedro del Pinatar. "La salinidad debe aumentar en las piscinas de calentamiento antes de trasladarse a las de cristalización, un proceso que requiere continuo monitoreo”, explicó.

A pesar de los logros, la sal cosechada aún no cuenta con las autorizaciones necesarias para su comercialización, aunque García confía en que la producción se autofinancie en futuras ocasiones. El siguiente objetivo de ANSE es ampliar el proyecto, que incluye otras 16 hectáreas de dominio público y aproximadamente 40 de propiedad privada. “En un contexto donde muchos creen que la recuperación es imposible, hemos demostrado que sí es posible revitalizar un lugar abandonado, manteniendo el respeto por el patrimonio”, izó García con optimismo.

A medida que ANSE sigue avanzando con sus esfuerzos para revivir las salinas de Marchamalo, este proyecto representa una esperanza tanto para el ecosistema de la región como para la economía local. Con cada paso dado, la asociación no solo lucha por la recuperación del paisaje, sino que también busca inspirar otras iniciativas de conservación en diferentes lugares del mundo, reafirmando que la acción colectiva puede marcar una diferencia real.


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