La industria de molienda de soja enfrenta una paralización casi total, advierten.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) advierte sobre la crítica situación del sector industrial del país, que enfrenta desafíos significativos en materia de competitividad.
En un reciente comunicado, Cappro señaló que las industrias que operan en su seno son las únicas en Paraguay que no tienen derecho a la devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) al exportar productos industrializados. Esta disposición, que ha sido parte de la última reforma tributaria, ha causado la paralización de una parte esencial de la economía, afectando tanto a las empresas como a los productores locales.
La cámara remarcó que la discusión que se plantea entre exportar soja en estado natural o industrializarla dentro del país es engañosa. Explicaron que el verdadero debate debería centrarse en dónde se lleva a cabo la industrialización de la soja: en los mercados destino de la soja sin procesar o dentro de las fronteras paraguayas. Esta dinámica no debería pasar desapercibida para los productores de soja en Paraguay, quienes se ven afectados por la falta de inversión en el sector industrial.
Desde Cappro también señalaron que la competencia no reside en el mercado interno, sino en lo que ocurre fuera del país. La comparación entre el costo de producción local y el de mercados internacionales se vuelve desfavorable para las industrias paraguayas. La falta de incentivos para procesar la soja en Paraguay lleva a una peligrosa dependencia del exterior para realizar estas actividades.
El panorama es aún más sombrío cuando se analiza la falta de inversión en la industria oleaginosa. La cámara afirmó que han pasado más de diez años sin que se realicen inversiones significativas. Este estancamiento en el desarrollo industrial limita la capacidad de las empresas para innovar y mejorar sus procesos, lo que afecta la competitividad de Paraguay en un mercado cada vez más exigente.
En relación al impuesto, los asociados a Cappro consideran que la no devolución del IVA a las exportaciones de productos industriales constituye un castigo a la producción nacional. Esta medida no solo va en contra de recomendaciones internacionales en materia tributaria, sino que también representa un problema crítico para la industria en comparación con las plantas ubicadas en el extranjero. En un escenario donde la producción de soja alcanza los 10 millones de toneladas anuales, el 75% de esta cantidad se procesa en plantas ubicadas en otros países, mientras que solo el 25% se industrializa en Paraguay, dejando a la industria local con una capacidad ociosa superior al 40%.
La situación ha generado un clima de incertidumbre en el sector. Las empresas enfrentan dificultades para mantener niveles óptimos de producción y cumplir con las expectativas del mercado. Cappro argumenta que, de no implementarse cambios significativos en la política fiscal y tributaria, el futuro de la industria procesadora de oleaginosas en Paraguay se verá cada vez más comprometido.
La crisis de la industria local no solo afecta a las empresas, sino que tiene repercusiones en el empleo y la economía en general. Muchos trabajadores dependen de la producción y procesamiento de soja, y la falta de competitividad puede llevar a una reducción de la mano de obra y a la posible migración de profesionales hacia otros sectores o incluso al extranjero.
En conclusión, Cappro hace un llamado urgente a las autoridades para que reconsideren las políticas tributarias actuales y busquen alternativas que fomenten la industrialización de la soja en Paraguay. La capacidad del país para transformarse en un jugador clave en el mercado internacional de oleaginosas depende de decisiones eficaces que permitan a las industrias locales competir en igualdad de condiciones con plantas de otros países. La suerte del sector industrial está en manos de quienes deben regular y fomentar un entorno más favorable para la inversión y el desarrollo.