Eric Adams se declara inocente en medio de crecientes presiones demócratas.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, se declaró “inocente” de los cinco delitos de corrupción que se le imputan, mientras el escándalo sacude al partido demócrata en la ciudad.
El alcalde, quien llegó al poder con un discurso centrado en la ley y el orden, enfrenta serias acusaciones que podrían desestabilizar su administración. Los cargos incluyen fraude electrónico, conspiración y solicitar contribuciones de un ciudadano extranjero, así como cohecho. La situación se agrava debido a la supuesta recepción de donaciones por parte de diplomáticos y empresarios turcos, que habrían aportado alrededor de 100.000 dólares a su campaña. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, busca evaluar su respuesta ante esta crisis que afecta la credibilidad de los demócratas en el estado.
Adams, de 64 años, compareció ante un tribunal, donde se le otorgó libertad sin fianza bajo condiciones estrictas: no puede comunicarse con testigos ni con las personas mencionadas en la acusación. Las revelaciones detallan que los beneficios recibidos, que incluyen viajes en clase ejecutiva, estadías en hoteles de lujo y cenas en restaurantes exclusivos, superan considerablemente los 100.000 dólares. Estos hechos, que datan de su periodo como presidente del distrito de Brooklyn, han generado indignación en la opinión pública, que ya había comenzado a cuestionar su estilo de vida.
Desde que asumió el cargo, Adams ha sido criticado por sus frecuentes viajes al extranjero y su asistencia a eventos glamorosos, lo que ha suscitado dudas sobre su compromiso con la comunidad neoyorquina. Gale Brewer, concejal de la ciudad, fue una de las primeras en señalar estos excesos, alertando sobre el estilo de vida del alcalde ya en 2020. Con esta situación, la presión aumenta sobre Adams, quien se encuentra en el centro de una tormenta política que podría cambiar el rumbo de su mandato y su partido.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Adams ha hecho caso omiso a los pedidos de dimisión, anunciando su intención de regresar al tribunal en los próximos días para tratar de desestimar los cargos, alegando que son el resultado de una “falsa acusación” de un antiguo empleado municipal. Mientras tanto, Hochul está evaluando sus opciones, considerando que el impeachment de Adams podría ser un paso necesario para proteger al partido y a la administración estatal de las implicaciones de este escándalo.
Los estatutos municipales otorgan a Hochul la facultad de suspender o destituir a Adams, pero su reacción ha sido hasta el momento cautelosa. En un comunicado, la gobernadora aseguró que está revisando minuciosamente las acusaciones y que los ciudadanos de Nueva York merecen un gobierno que actúe de manera ética y eficaz. Sin embargo, su falta de un llamado público directo a la dimisión de Adams ha generado cuestionamientos sobre la fortaleza de su liderazgo en medio de esta crisis.
Hochul instó al alcalde a encontrar un camino adecuado en los próximos días que garantice que el pueblo de Nueva York tenga un liderazgo competente. En caso de que Adams sea destituido, el defensor del pueblo interino, Jumaane Williams, asumiría la alcaldía, un cambio que podría ofrecer un enfoque más progresista en la administración de la ciudad durante el periodo de inestabilidad actual.
El clamor por la dimisión de Adams ha resonado en las filas demócratas, con destacados miembros del partido, como el representante de Manhattan Jerry Nadler y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, uniéndose a la demanda. La situación se torna aún más crítica a medida que se acumulan las investigaciones por corrupción en la alcaldía, lo que pone en riesgo la imagen del partido en unas elecciones que se acercan rápidamente, donde pierden su habitual base de apoyo ante el avance republicano en el estado.
Mientras el futuro del alcalde se vuelve incierto, la presión política sobre Hochul para tomar una decisión sobre el destino de Adams aumenta. El centro de atención sigue en la Casa Blanca, donde Joe Biden busca mantener la cohesión del partido. El escándalo de corrupción en Nueva York podría tener repercusiones significativas no solo para Adams, sino también para la dinámica política del estado, donde el dominio demócrata ya no se da por sentado. En este escenario cambiante, las estrategias de ambos, Adams y Hochul, podrían definir no solo sus carreras, sino también el rumbo del partido en Nueva York.