Sacerdotes exigen detener la destrucción del medio ambiente y cuidar nuestro planeta.
Sacerdotes y organizaciones ciudadanas del departamento de Ñeembucú han alzado la voz en contra de la destrucción de los humedales que amenaza su ecosistema.
En un comunicado reciente, frente a las preocupaciones expresadas por los pobladores de Villa Oliva y Villa Franca, los líderes religiosos han exigido a las autoridades que tomen medidas para frenar la pesca agresiva y la intervención de los humedales por parte de empresas arroceras. Esta denuncia se produce en un contexto en el que se reporta un avance notable de la agricultura intensiva, que está causando daños visibles en el entorno natural. Los sacerdotes argumentan que estas acciones están contribuyendo a la degradación irremediable de un ecosistema vital para la región.
El sacerdote Pedro Olmedo fue uno de los firmantes del comunicado, en el que subrayó la urgencia de la situación. «No podemos ser indiferentes ante una verdadera catástrofe», expresó Olmedo, refiriéndose a las actividades de desmonte y a la construcción de canales y terraplenes que han alterado significativamente el paisaje local. La quema indiscriminada de bosques nativos y el uso de agrotóxicos también fueron señaladas como prácticas que han puesto en jaque la salud del agua, el suelo y el aire en Ñeembucú, afectando la biodiversidad que habita en esta zona.
El comunicado no solo señala a las empresas privadas, sino también critica a organismos como el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) y el Instituto Forestal Nacional (Infona) por su aparente inacción ante los problemas ambientales. Los sacerdotes instan a estas instituciones a cumplir con sus responsabilidades de protección y conservación. «Estamos llamados a movilizarnos para defender nuestro departamento», manifestaron en un claro llamado de atención a las autoridades tanto locales como nacionales.
El texto concluye con un mensaje de invitación al diálogo. «Nos ponemos de pie para protestar por esta situación», expresa el comunicado, que busca propiciar un espacio donde se escuchen todas las voces involucradas, incluyendo a las autoridades locales, los afectados y los defensores del medio ambiente. El objetivo es fomentar un modelo de desarrollo sostenible que respete tanto a la comunidad como al entorno natural.
Además, la problemática de los humedales de Ñeembucú no se limita a la frontera paraguaya. En Argentina, diversas organizaciones han solicitado una investigación exhaustiva sobre el impacto que tienen las prácticas agrícolas en el otro lado del Paraná. El uso indiscriminado de motobombas para extraer agua cruda del río Paraguay ha sido especialmente señalado, ya que esta agua es utilizada para riego en los arrozales, generando preocupación por la ecología hídrica de la región.
Es importante considerar que el río Paraguay, que se origina en Brasil y atraviesa Bolivia y Paraguay antes de desembocar en Argentina, es fundamental para la conectividad y el transporte en Sudamérica. Forma parte de la hidrovía Paraguay-Paraná, una vía fluvial que se extiende por más de 3.400 kilómetros y es crucial para la producción agrícola de países vecinos, como Argentina, Bolivia y Uruguay. El desvío de agua para la agricultura intensiva representa un riesgo no solo para los ecosistemas riverinos, sino también para las comunidades humanas que dependen de este recurso.
La confrontación entre la agricultura intensiva y la conservación de los humedales plantea un desafío monumental para el desarrollo sostenible en la región. Mientras que las actividades económicas son esenciales para la subsistencia de muchas familias, es imperativo encontrar un balance que no sacrifique el bienestar ecológico ni las comunidades que dependen de estos recursos naturales.
Los sacerdotes y organizaciones que han protestado en Ñeembucú están recordando a todos los involucrados que la protección del medio ambiente es un deber colectivo. Su llamado invita a una reflexión profunda sobre la forma en que se administran y se utilizan los recursos naturales en el país, así como a la responsabilidad que tienen las autoridades y las empresas en la protección de un patrimonio natural que es de todos.
Este episodio no solo resalta la importancia de los humedales en la regulación del clima y el ciclo del agua, sino que también pone de manifiesto la necesidad de una diálogo claro y efectivo entre la ciudadanía, las autoridades y el sector privado. La defensa de los humedales de Ñeembucú puede sentar precedentes significativos en la lucha por un desarrollo económico que respete y valore la riqueza natural del país.